Los inmigrantes fueron quienes le dieron el empuje comercial a la Yerba Mate Argentina. Al llegar al país, tomaron el hábito del consumo. Muchos de estos inmigrantes, los Sirios por ejemplo, llevaron el hábito a sus países de origen, iniciando la etapa exportadora de la yerba mate.
Hoy la producción y elaboración de yerba mate involucra a miles de familias y genera trabajo genuino tanto en la zona productora, como en varias provincias de Argentina.
La yerba mate (su nombre científico es Ilex Paraguariensis) es un árbol nativo de la Selva Paranaense. En estado silvestre, alcanza una altura de entre 12 y 16 metros y existen yerbales de hasta 100 años en algunas reducciones jesuíticas.
Para facilitar la cosecha, las plantas son podadas hasta 2 veces al año a una altura de 2 metros en promedio.
En todo el proceso de producción, desde la cosecha hasta el envasado, la yerba mate solo recibe calor para el secado, tiempo de estacionamiento y molienda. De esta manera se obtiene un alimento natural, con excelentes cualidades nutricionales.
La yerba mate contiene vitaminas del grupo B.
El cuerpo necesita 13 vitaminas, 8 de ellas pertenecen al grupo B, que son esenciales para las funciones corporales como la producción de energía y de células rojas de la sangre.
La Yerba Mate contiene potasio, un mineral esencial y necesario para el correcto funcionamiento del corazón; y magnesio, que ayuda al cuerpo a incorporar proteínas.
Contiene xantinas (cafeína, teobromina, teofilina), son compuestos bioactivos que estimulan el sistema nervioso central y promueven la actividad mental, y aumentan los niveles de energía y la concentración.
Durante el desayuno, en las meriendas, en casa, en la oficina o en el trabajo; el mate aporta energía natural.
Los resultados de un estudio científico realizado por equipo de investigadores de la Universidad Juan Agustìn Maza, de Mendoza, confirman que el consumo de la yerba mate ayuda a reducir el colesterol malo (LDL) y los triglicéridos.