Como buena semilla, el sésamo presenta grandes cantidades de grasa (aproximadamente el 50%), con especial relevancia de las poliinsaturadas del tipo omega-3 y omega-6. Estos ácidos grasos esenciales tienen innumerables propiedades cardiosaludables, ya que regulan la presión arterial, reducen el colesterol malo y protegen el corazón de sufrir enfermedades como la hipertensión, las anginas de pecho o los infartos. Por este motivo se recomienda sustituir otro tipo de grasas de la dieta por este tipo de ácidos grasos, cuyos efectos positivos para la salud están más que probados.
Las semillas de sésamo tostado también son ricas en minerales y oligoelementos como cobre, calcio, magnesio, zinc, hierro, fósforo y potasio. El cobre reduce las inflamaciones y los síntomas de las artritis reumatoides y es muy beneficioso para fortalecer los vasos sanguíneos, los huesos y las articulaciones. El calcio interviene en la formación de huesos y dientes, al igual que el fósforo, mientras que el hierro desempeña numerosas e importantes funciones en el organismo, ya que favorece el transporte de oxígeno en sangre. El zinc participa en el metabolismo de los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas. Por su parte, el potasio y el magnesio regulan los líquidos del organismo, activan los músculos y el cerebro y combaten el estrés.