Su forma y su sabor lo hacen inconfundible, pero sí son más desconocidas las cualidades y los beneficios que aporta a una persona que lo consume. El kiwi es mucho más que el producto verde con la piel llena de «pelitos». Es una de las frutas con más proteínas y, además, ejerce un efecto rejuvenecedor en la cara.
Muchos expertos aconsejan tomarlo por la mañana en el desayuno. Comer esta fruta permite mantener las células más jóvenes, así como reforzar el sistema inmunitario o evitar alergias y resfriados.
Favorece el sistema inmunitario y combate la anemia
Es decir, evita los resfriados y sube las defensas, gracias a la gran cantidad de ácido fólico y a la vitamina C. Ambos nutrientes producen más glóbulos rojos y blancos, así como anticuerpos, que funcionan como barrera de las enfermedades producidas por virus. También aumenta la absorción del hierro de lo que se consume, lo que acelera la recuperación de pacientes con anemia.
Ayuda a la digestión
Es una fruta llena de fibra soluble, por ello ayuda en la digestión y mejora el tránsito intestinal; es un gran aliado contra el estreñimiento. Si se consume en el desayuno, ayudará mucho más en este aspecto.
Sirve para adelgazar y no retiene líquidos
Contiene un gran porcentaje de agua y un nivel calórico intermedio, lo que permite bajar de peso y sentirse más saciado. Es perfecto para las dietas de adelgazamiento —es diurético— y para perder agua, sobre todo en el caso de las embarazadas.
Mejora la circulación de la sangre y los huesos
El kiwi fluidifica la sangre, mejorando el estado de las arterias y evitando la formación de trombos o coágulos en los vasos sanguíneos. También permite reducir los niveles de colesterol en sangre. Además, esta fruta puede mejorar el desarrollo de los huesos y el funcionamiento de nervios, músculos y órganos.